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pautas y suplementos para reforzar tu sistema inmunológico
Elisa Blázquez Nutricionista Integrativa

Escrito por Elisa Blázquez

Nutricionista Integrativa

Refuerza tu sistema inmunológico de cara al invierno: pautas y suplementos
que marcan la diferencia

Empieza el frío, los días se acortan, los niños vuelven al cole, los virus circulan más… y en muchas casas empieza la cadena de los catarros. Uno se pone malo, al día siguiente cae otro… y tú cruzas los dedos para que esta vez no te toque. O al menos, para que te pille con las defensas fuertes. 
Y aquí viene la pregunta que muchos pacientes me hacen:
“¿Cómo puedo fortalecer de verdad mi sistema inmunológico?”

No se trata solo de “tener buenas defensas”, sino de que tu cuerpo esté preparado para responder, con eficacia y equilibrio,  cuando llegue un virus, una bacteria o cualquier amenaza.

Hoy quiero contarte, de forma sencilla y práctica, cómo funciona ese ejército interno que te protege, por qué es tan importante cuidarlo antes de ponerte enfermo, y qué puedes hacer desde ya —con tu alimentación, tus hábitos y algunos suplementos clave— para llegar al invierno con el sistema inmune a pleno rendimiento.

 

Empezamos por el principio: ¿qué es exactamente el sistema inmunológico?

Imagina que dentro de ti vive un ejército altamente especializado, compuesto por células vigilantes, soldados de acción rápida, estrategas y equipos de reparación. Están las “fuerzas fronterizas” (en la piel, mucosas e intestino), los patrulleros que detectan amenazas, y los “comandos” que eliminan a los invasores cuando los encuentran.

Ese ejército trabaja sin descanso para ti, las 24 horas del día, 365 días al año. Detecta virus, bacterias, células anormales… y actúa antes de que te des cuenta. Pero para que funcione bien, necesita estar bien nutrido, bien entrenado y en equilibrio.

Porque tan malo es tener un sistema inmune débil como tener uno desregulado. Y la clave está en la regulación, no en la sobreestimulación.

¿Por qué algunas personas se contagian y otras no?

Seguro que lo has vivido: en una misma casa, con el mismo virus, unos caen rendidos y otros ni se enteran. ¿Por qué?

Porque lo que marca la diferencia no es solo el virus, sino el terreno que encuentra. Tu estado de salud global, tus hábitos, tu nivel de estrés, tu alimentación, tu descanso y la salud de tu microbiota son factores determinantes.

Tu cuerpo puede ser un terreno fértil para un virus… o un lugar hostil del que se va sin hacer mucho daño. Y eso depende de ti.

La microbiota: tu primera línea de defensa

Más del 70% del sistema inmunológico vive en tu intestino. Sí, has leído bien. En ese ecosistema formado por billones de bacterias, está gran parte de tu capacidad de defensa.

Si esa microbiota está equilibrada, tus defensas funcionan mejor, tus barreras están fuertes y tu cuerpo responde con eficacia. Si está alterada (por estrés, antibióticos, dieta pobre…), tu sistema inmune se vuelve más vulnerable o más reactivo.

Por eso cuidar tu microbiota no es solo para mejorar la digestión, sino para tener más salud global.

7 pautas básicas para fortalecer tu sistema inmune

Estas son algunas de las herramientas más sencillas y efectivas que puedes empezar hoy:

    • 1. Come más alimentos reales y de temporada

    Verduras, frutas, legumbres, pescados, semillas… menos paquetes, más cocina casera.

      • 2. Duerme bien (de verdad)

      Durante el sueño profundo se regenera el sistema inmune. Menos pantalla, más rutina, menos cenas pesadas. Intenta dormir entre 7-8 horas al día.

        • 3. Muévete cada día

        El ejercicio moderado estimula las defensas. Camina, baila, sube escaleras… lo que sea, pero muévete.

          • 4.   Busca la luz del sol

          La vitamina D es clave para la inmunidad. Sal a la calle sin gafas de sol ni cremas 15-20 minutos diarios. Sin esta vitamina no somos capaces de defendernos.

            • 5. Baja el nivel de estrés crónico

            El cortisol elevado deprime las defensas. Respiración, yoga, meditación o simplemente pausas reales en el día. Acuérdate de esto, ya lo comentamos en otra entrada del blog, es de las partes más  difíciles, pero hay que tenerlo presente.

              • 6.  Usa plantas medicinales en tu rutina

              Infusiones de tomillo, orégano, jengibre, salvia… pueden ser grandes aliados, después te cuento más sobre suplementos.

                • 7.  Evita lo que debilita

                Azúcares añadidos, alcohol, ultraprocesados, comida rápida, estrés continuo, antibióticos innecesarios…

                  Y ahora sí: los suplementos que pueden ayudarte

                  Los suplementos no sustituyen a una buena alimentación ni a tus hábitos diarios. Pero cuando los usas con sentido y de forma preventiva, pueden ser un gran refuerzo para tu sistema inmune. Aquí van los más interesantes:

                  Vitamina D
                  Es mucho más que una vitamina: es una hormona inmunomoduladora.
                  Regula la respuesta inmune, evita reacciones desproporcionadas y mejora la capacidad del cuerpo para enfrentar infecciones.
                  Ideal tener niveles en analítica por encima de 40 ng/mL (en consulta revisamos esto siempre).

                  Dosis habitual: 2000 UI al día, con grasa y en desayuno. Pero recuerda que siempre hay que personalizar.

                  Probióticos
                  Ayudan a equilibrar la microbiota intestinal, lo que impacta directamente en la inmunidad.
                  Elige cepas bien estudiadas (como Lactobacillus rhamnosus, Bifidobacterium lactis, etc.).
                  Se pueden tomar de forma continua o en ciclos, según el contexto. Pero si hay patógenos cerca, nada como aportar más soldados.

                  Vitamina C + Zinc
                  La vitamina C es antioxidante, estimula la producción de glóbulos blancos y ayuda a regenerar tejidos.
                  El zinc participa en la función de las células inmunitarias y acorta la duración de las infecciones respiratorias.
                  Tomados juntos, potencian su efecto.
                  Mejor en ayunas o separados de comidas muy ricas en calcio. Hay suplementos que los tienen juntos y viene bien en esta temporada.

                  Betaglucanos (1,3 y 1,6)

                  Son polisacáridos que modulan el sistema inmune de forma muy inteligente: lo activan cuando hace falta, pero sin estimularlo. Le hace trabajar de manera más eficiente. Para mi es un básico que no puede faltar en casa durante todo el invierno. 
                  Están presentes en setas como el reishi o el maitake.

                  Muy útiles en niños y adultos como refuerzo preventivo durante todo el otoño e invierno. Hay suplementos que los contienen para niños y adultos.

                  Herbáceos: Equinácea, orégano y propóleo

                  La equinácea estimula la actividad de los macrófagos, refuerza la barrera mucosa y es especialmente útil en los primeros días de síntomas.

                  El aceite esencial de orégano tiene efecto antiviral, antifúngico y antibacteriano.

                  El propóleo actúa como un protector natural de las vías respiratorias.

                  Mejor usarlos en forma de fórmula compuesta y en periodos cortos o como tratamiento preventivo puntual, y siempre bajo supervisión ya que los herbáceos pueden interactuar con fármacos.

                  Un básico que suelo tener siempre en casa es Conposor 8, que junta propoleo y echinacea y lo tomo ante los primeros síntomas.

                  Lactoferrina

                  Una proteína presente en la leche materna, con propiedades antivíricas, antibacterianas y reguladoras del hierro.

                  Refuerza las defensas, especialmente en personas con infecciones recurrentes o bajadas de defensas.

                  Es muy útil en protocolos antiinfección o en personas inmunodeprimidas. ¡Un gran aliado de tus defensas!

                  polisacáridos que modulan el sistema inmune de forma muy inteligente
                  Suplementos para el sistema inmunológico: betaglucanos (1,3 y 1,6)

                  Están presentes en setas como el reishi o el maitake.

                  En resumen

                  Tu sistema inmune no es una línea de defensa pasiva. Es un equipo complejo, dinámico y dependiente de tus hábitos diarios. Cuanto mejor te alimentas, duermes, respiras y te cuidas, más preparado estará para responder cuando lo necesites.

                  No se trata de “no ponerte nunca malo”, sino de tener un cuerpo que responde bien, se defiende con eficacia y se recupera rápido.

                  Y si además le das un empujón con ciertos suplementos estratégicos —bien elegidos y en el momento adecuado—, puedes pasar el invierno mucho más fuerte, más tranquila y con tu salud realmente protegida desde dentro.

                   

                  Tu cuerpo te lo agradecerá.

                   

                  Elisa Blázquez Nutricionista Integrativa

                  Escrito por Elisa Blázquez

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